Diario de una historia

jueves, enero 31, 2013

Cállate

El sentimiento de culpa se agrava cuando la sangre vuelve a su sitio. Siente que algo está mal cuando la luz vuelve a su mente y empieza a recordar lo ocurrido. El corazón late, de más rápido a más enloquecido. ¿Qué ocurre aquí? Las manos sudorosas empiezan a temblar y se da cuenta de que algo cae blandamente por ellas. Sangre. Ese líquido viscoso de olor férreo que se interna en su mente devorando poco a poco su compostura. Deja que recorra todos sus dedos mientras mueve la mano. Lo lame.
Es el silencio lo que alimenta su alma, el agónico pasado que va renaciendo, en este mismo presente demoledor.
Cayó al suelo y respiró. Olía algo parecido al llanto, al sudor cobarde de unas manos clamando misericordia.
- Por favor - gritaban las paredes
- Cállate - Decía el eco en su memoria.
Ahí abajo, en el suelo, estaba su victima, una mujer joven que había estado en el momento equivocado, en una historia desquiciada, en un futuro perdido.
El pasado recargó su memoria y empezó a arder. Se vio envuelto en las llamas de una furia incontenida.
- ¡Cállate puta!
Un hueso roto. Una llave inglesa en su mano.
- Te quiero - decía ella entre sollozos, pero era tarde, la locura había silenciado su mente.
La cabeza rebotó una y otra vez contra la pared. Los vasos sanguíneos explotaban como pompas de jabón. Un líquido empezaba a recorrer su nariz, respiraba sangre, olía su propio miedo y se daba asco. Empezaba a perder la consciencia.
- Mírame. Es una falta de respeto no mirar a quien piensa matarte.- Se relamió los labios, ardía - Puta.
La dejó tirada al suelo. En el mismo sitio donde estaba ahora mismo.
Volviendo al presente se dio cuenta de que la bragueta estaba bajada, que tenía aún algo de semen en el pene. Sonrío.

- Seguramente la muy puta quería comérmela para que no la matase
Oyó algo. Un leve crujido en las costillas. Sí, las botas también habían hecho de lo suyo. Un susurro salió temeroso de unos labios rotos. No supo bien que había dicho, así que se acercó e intentó escucharla. Ahora sí, ahora sería buena idea saber qué dice.
- Te quiero
Sonrió. Sabía que había hecho lo mejor. Ella estaba en donde debía estar y ahora estaría callada la próxima vez.
- Tranquila amor, la próxima te callas la puta boca cuando te digo que quiero follar
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domingo, enero 27, 2013

Génesis

Génesis (del griego Γένεσις, "nacimiento, creación, origen", en Génesis 2:4, en hebreo תּוֹלֵדוֹת, "generación", que prefiere como título בְּרֵאשִׁית, Bereshit, "en el principio", siguiendo Génesis 1:1) es el primer libro de la Torá ("La Ley" o Pentateuco) y también el primer libro del Tanaj, la biblia hebrea (conocida por los cristianos como el Antiguo Testamento).
El principio de todo. El final de muchas cosas. Siento que durante mucho tiempo mi génesis no había llegado y apenas estaba en las clasificatorias de la vida, de lo que piensas hacer. De lo que la sociedad te pide que seas.
Durante muchos años nunca me he puesto a pensar qué es lo que de verdad me gusta hacer. Ciertamente adoro cualquier cosa que tenga que ver con el trabajo con manos, con hablar con alguien, con ayudarle a salir de ese hoyo interior el cual crea cualquier persona en su psique.
Pero realmente, siempre me he sentido un tanto desplazado, como que nada de lo que hago me llama suficientemente la atención. Y he querido creer que era porque yo era especial, porque realmente mi alma de artista lo único que me pedía era crear algo, cualquier cosa para que el resto de personas admiraran mi creación.
Luego... luego creo que realmente soy un perdedor que no sirve para nada más que para seguir hasta morir
Por eso luego vengo aquí y escribo, y me deshago de los miedos y sonrío porque el punto final se acerca.
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sábado, enero 26, 2013

Decidió

Muchas veces se puso a pensar qué porqué diablos iba a seguir escribiendo cuando el mundo no quería hacerle caso. Se preguntaba a sí mismo si seguir en ese nuevo mundo que se había inventado, un mundo completamente imaginado. Un mundo falso. Un mundo que lo llamaba y que nunca quería hacer caso como hubiera debido hacer desde el principio.
Seguía desde afuera y ese era el problema. Que la inmensa mayoría de las historias terminaban en que el protagonista conseguía salir de su realidad por completo para internarse en esa nueva historia, en ese nuevo renacer para al fin, poder salir de ese presidio. De esa cárcel carnal.
Luego volvían, claro, el final tenía que ser moralista. Esta vida es la verdadera, es la que tienes que vivir, pero también es este el mal del escritor, esta es su enfermedad.
Sí, así se cura, escribiendo y leyendo, quizás por eso la gente dice que el ser artista no es de esta tierra, ni de este universo. Que por alguna extraña maravilla las leyes naturales no le afectan, o no quiere que le afecten, que termina siempre siendo así.
Decidió al final que realmente no era por necesidad animal de aceptación social por lo que escribía. Era por intentar encontrar un atisbo de luz onírica al final de su túnel, de ese túnel tan real, de ese odio principal.
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Libertad de expresión

Las cosas van jodidamente mal. En todos los sentidos. Las personas estamos empezando a sentir algo extraño en nuestro interior parecido a lo que llama pudrimiento. Pero no ese tipo de putrefacción en donde la carne apesta, los gusanos corroen y la gente huye despavorida. No, no. Hablo de ese tipo de putrefacción que va más allá de los límites naturales y roza la demencia a la cual la sociedad humana es la única capaz de alcanzar. Porque si bien miramos a nuestro alrededor, si las cosas fueran y siguieran el ritmo marcado, nada de esto pasaría, los leones no están locos, ni las arañas ni musarañas. Simplemente porque deben hacer lo que están predestinados a hacer.
¿Y qué pasa de las personas? ¿Qué fin divino nos tienen guardados los augurios? Sé que terminaremos siendo algo más que carne de cañón y que, posiblemente, la gente termine pasando de este tránsito en el que estamos como humanos medio cocidos, a una raza de la cual no nos de asco alardear.
Porque no, no somos lo mejor de este planeta, simplemente porque nuestra libertad nos quema, y no sabemos qué hacer con ella.
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Somos arte

¿Recordáis ese momento en el que nos sentimos arte? Cuando de alguna forma alguien nos mira y nos hace sentir especiales, terriblemente increíbles. Y apenas nos han mirado. Y ya con eso se van y nos dejan muy solos.
Sí, a eso me refiero, a cuando uno se siente poesía  un trazo marcado de un gran artista. Me refiero a cuando alguien dibuja una sonrisa en vuestro rostro y pensáis. Soy arte. Pero no de ese arte barato que inunda las salas en los museos, si no ese arte que te hace vibrar, el de los callejeros o el de los grandes maestros de antaño. Ese sucio y rastrero camino por el que tuvieron que pasar para conseguir ser quienes eran y poder hacer lo que hicieron.
Sentirte arte y salir corriendo porque tu alma así lo grita. Sentirte arte y llorar de emoción al sol de un nuevo día.
Lástima que esto no ocurra siempre, y que quizás, las veces que nos ocurre, una inmensa mayoría de personas no mira, no sonríe, no se siente importante y respondes con un asesino:
- Tú qué miras.

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jueves, enero 24, 2013

Quizás es mejor que yo

Y a veces te preguntas si de verdad estás haciendo bien, si tus pasos son los correctos o quizás deberías estar en el camino de aquella otra persona, en ese otro abismo, a esa otra merced. Y te preguntas si el mundo es justo contigo, que quizás deberías haber tenido tú esa opción o que quizás tú quisieras tener esas mismas oportunidades que aquella persona por ser mas guapo, más alto, mas rápido, más rico, menos tú.
Pero luego te paras en tu camino y respondes a esa pregunta. El aire te respalda. Sientes la necesidad de que esa respuesta no sea así pero tristemente te quedas con la realidad. Con la realidad de que tú eres así y que la gente espera tener tu lugar, tus pasos, tu camino.
Pero siempre terminamos en las mismas, y a veces te preguntas si de verdad estás haciéndolo bien.
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Qué guapa eres, pásate por mi sitio

- La verdad es que siempre me ha hecho gracia cómo se comen las pollas y los coños unos a otros. Puro egocentrismo e hipocresía.
- Pero es divertido
- Claro que es divertido, a la gente le encanta ser alabada por otros aunque sepa que lo único que busca es su bien propio, pero joder, dan asco.
- Sigo pensando que no deberías verlo así, que deberías sentirte más como ellos. Quiero decir, esas personas lo hacen para sobrevivir en sociedad y así están puestas las costumbres, las normas. Las leyes mandan ser condescendiente y...
- ¡Y UNA MIERDA!
- Las leyes permiten que la gente mate y pueda salir inmune. Y eso les parecerá divertido, y seguramente a ti también te parece, ¿verdad?
- Cierto. Me parece divertido ver la vida tal como es. Es hilarantemente cómica. Al igual que hacerte rabiar. Anda, tranquilízate y descansa de tu desvarío. Nadie te va a hacer caso.
- Nadie me va a hacer caso, así que ¿qué? ¿Cómo siempre?
- Sí, como siempre, terminemos
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Caminantes