Diario de una historia

miércoles, enero 01, 2014

Feliz 2014


Nunca ha significado mucho para mi este año, quiero decir, el novedoso y para nada repetitivo año nuevo. No quiero recordar a nadie que la inmensa mayoría de las veces un año nuevo es demasiado grande como para catalogarlo como bueno o como malo, al igual que la ingente cantidad de personas que lo conforman, no tiene un color, y si lo fuera, sería algo muy colorido y tirando a demasiado puaj, digo.
Pero por otra parte, como tantas veces durante todos estos años en los que lo he celebrado (que por desgracia sólo recuerdo tres o cuatro a lo sumo) he mirado al cielo y he sentido lo mismo que todos los años. He sentido, no cómo el año se muere y da paso al nuevo, si no cómo todas esas personas que por fin se ponen de acuerdo en algo al mismo tiempo, les da por terminar con un año, así, por su pura vanidad, y empezar otro, que seguramente sea en general, igual que todos los anteriores.
Y qué queréis que os diga, no hay nada más bonito que sentir que hacemos algo por fin juntos, después de tantos colores, tantos odios. No sé, en el fondo soy un romántico en este sentido, aunque a mi forma, como con todo, siempre a mi forma.
El 2014 no será nada del otro mundo, ni mejor ni peor, será como todos los años, más que nada porque no se acaba un año, si no que continúa un día largo, largo y cansado que es en donde vivimos y donde nos toca vivir.
Aunque eso no significa que pierda toda esa magia tan especial que le damos a las cosas sin magia.
En el fondo seguimos siendo unos soñadores. Y por eso escribo, porque espero que alguien me responda, y que ese alguien no sea ninguno de vosotros.
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