Llevo moratones en el
bolsillo de tanto guardarme recuerdos.
Y no, no me quejo de que me
miren así cuando les pido que se marchen, sólo pido que con el paso
del tiempo,
al igual que con las pelusas, terminen debajo de mi colchón,
como otros tantos monstruos
que se cansaron de llamar patria
a mis
sueños