Sinceramente quisiera saber que esta sociedad, marchita de poemas y poetas encontrará en mi cama un cuerpo tranquilo, o quizás en la mesa, o simplemente en el suelo. Como dije antes no sé cuándo me pillará la muerte, pero desearía que estuviera en paz y no se ensalzara con mi tormento. Durante toda mi vida he pasado desapercivido, como una sombra rodeado de humo. Estoy acostumbrado a que no me lloren, a que no me conozcan. Tan poco que nadie sepa mi nombre, ni tú, Lucia, ni últimamente yo; repetí e inventé tantos nombres como máscaras para mi corazón. Busqué con la mentira cuentos de formas para que alguien pudiera darse cuenta luego de quién era. Me busqué luego a mi mismo, entre palabras que fui dejando a lo largo de mi vida y tuve miedo en aquel entonces y ahora mismo, miedo de que mis sueños al final, después de muerto, no se hagan realidad. Tengo miedo de que mis manos, llenas de tinta no sirvan para nada, que al final de todo esto, no quede mas que un cuerpo más. Súbdito y carne de insectos y ratas.
Creo que seguiré aquí un rato más escribiendo sin parar, tengo tinta de sobra... ¡Claro que tengo tinta de sobra! hice aquel pacto hace tanto tiempo...
Me mantendré reacio de la luz, la perdí contigo, y también de los espejos, me daban a entender todos los días que sí, que era un día más, sin importancia.
Verdad, tú también eres una zorra mal pintada. Sabe Dios quién te quiere entera y pura, quién podría aguantar tu luz y tus jodidos celos de ser única, sin matices.
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