Diario de una historia

martes, agosto 23, 2011

Gusanos

Siento los huesos carcomiendo lo que podría ser ya los huevos de mis próximos huespedes. Los gusanos siempre me han caído bien, más los que son como estos parásitos que no tienen otra misión que sobrevivir a expensas de los demás. Me recuerdan tanto a mi propia extirpe que me sienta bien que termine todo entre familia. Gusanos y humanos muriendo y viviendo en el  mismo mundo. Tan pegados que ya no recuerdan quién es quién. Creo oírlos; se apoderan de mis oídos y me susurran cuentos rastreros, llenas de palabras que me llegan al alma y me hacen llorar. También siento que palpitan en mi corazón y apenas son huevos. Ya veremos qué pasará cuando nazcan, cuando empiecen a carcomerme y se ahoguen entre la tinta de mis entrañas. Tendría que haberme negado a aquella petición. "Escribe siempre, escribe sin parar para poder sobrevivir, escribirás siempre si ese es tu sueño"
De un gran artista, visitarlo
Escribiré siempre. Me estoy cansando de perder la luz, de oir voces dentro de mi que no es mi alma ni mi odio. Me estoy cansando de esperar que esa puerta se habra y aparezca Luz con su voz. Que me diga que no pasa nada. Que volvemos a casa.
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Moriré, lo sé

Sinceramente quisiera saber que esta sociedad, marchita de poemas y poetas encontrará en mi cama un cuerpo tranquilo, o quizás en la mesa, o simplemente en el suelo. Como dije antes no sé cuándo me pillará la muerte, pero desearía que estuviera en paz y no se ensalzara con mi tormento. Durante toda mi vida he pasado desapercivido, como una sombra rodeado de humo. Estoy acostumbrado a que no me lloren, a que no me conozcan. Tan poco que nadie sepa mi nombre, ni tú, Lucia, ni últimamente yo; repetí e inventé tantos nombres como máscaras para mi corazón. Busqué con la mentira cuentos de formas para que alguien pudiera darse cuenta luego de quién era. Me busqué luego a mi mismo, entre palabras que fui dejando a lo largo de mi vida y tuve miedo en aquel entonces y ahora mismo, miedo de que mis sueños al final, después de muerto, no se hagan realidad. Tengo miedo de que mis manos, llenas de tinta no sirvan para nada, que al final de todo esto, no quede mas que un cuerpo más. Súbdito y carne de insectos y ratas.
Creo que seguiré aquí un rato más escribiendo sin parar, tengo tinta de sobra... ¡Claro que tengo tinta de sobra! hice aquel pacto hace tanto tiempo...
Me mantendré reacio de la luz, la perdí contigo, y también de los espejos, me daban a entender todos los días que sí, que era un día más, sin importancia.
Verdad, tú también eres una zorra mal pintada. Sabe Dios quién te quiere entera y pura, quién podría aguantar tu luz y tus jodidos celos de ser única, sin matices.
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Caminantes