Diario de una historia

miércoles, junio 04, 2014

Una pequeña colaboración

Pum pum, el corazón empezó a latir desbocándose de su papel principal, estaba muerto y así debería haber seguido durante al menos que el punto final le dejara hacer otra cosa. Otro latido. No ocurría lo que quería, no podía seguir vivo, el plan era matarlo y terminar. Sin latidos y sin respiraciones, sin nada.
"Utiliza la imaginación" Escuchó a sus espaldas. Sabía quién había sido él que se lo decía, no podía ser nadie más.
"Desdibuja los hilos de los sueños, deshace las agujas del tiempo. Eres amo y señor de cualquier castillo, eres un príncipe de la tinta"
Quemarlo siempre era la mejor opción, pensó para sus adentros, no había nada más placentero que ver desaparecer el cuerpo entero en cuestión de segundos. Lo había probado antes con pequeños animales muertos, y con alguna que otra mariposa que ardía en pleno vuelo. Pero... ¿Un ser humano?
Se adelantó un poco al cuerpo y sacó una pequeña libreta que tenía en la mano. Empezó a acariciarla como un baile entre dedos y papel buscando la inspiración.
- Lo tengo - se dijo
"El corazón es un órgano musculoso cónico situado en la cavidad torácica, tiene cuatro cámaras o cavidades, dos llamadas aurículas y otros dos ventrículos uno de ellos se encoge en este mismo latido, en este mismo segundo y se siente algo más cálido, algo más humano. Recuerda así los días plácidos cuando era un niño en brazos de su madre, su primera bicicleta, su primera caricia a una mujer, el primer amor y ese calor, que va creciendo, empieza a convertirse en algo anormal, inhumano, casi antinatural, siente que la sangre empieza a calentarse demasiado, a hervir, la cabeza no le permite pensar bien, los músculos se sienten flácidos, no puede respirar.
Poco a poco el aire parece ondularse, el calor derrite hasta el tiempo y con esto la vida que le queda.
Empieza a arder. Pero desde dentro hacia fuera, y el deleite que consigue tener cuando ve aquellas llamas salir disparadas de cada poro de su piel, quemando la epidermis, la dermis y la hipodermis y dejando poco a poco libres, como queriendo escapar, trozos de blanco hueso en esta oscura realidad."
- Ha sido fácil
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