Diario de una historia

jueves, noviembre 20, 2014

Quizás no era poesía ni poema

Era una sensación extraña, como el ala leve del leve abanico de ese poema tan resabido que a duras penas sobrevivía en la memoria. Era como cuando recuerdas que sigues vivo porque amas a alguien que no eres tú y parece que tu existencia ha cobrado sentido. Pero no era amor, ni tampoco poesía.
Y por eso era una sensación extraña, porque había conseguido desbaratar el lomo y las hojas de mi propia enciclopedia. Por lo que... qué nombre podría darle?
Quizás no necesitaba ni un nombre, ni un color ni un sabor. Y su mera existencía era suficiente para darle sentido.
Quizás se había convertido en una persona, pero nadie lo sabía porque andaba sola.
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