Diario de una historia

martes, junio 03, 2014

Historia de media noche

Algo suave primero, casi como un beso prófugo, que se escapa en la noche y no quiere volver.
Lo ves marcharse, caminando mientras te mira y sabe lo que piensas. Te ríes, porque sabes que la noche anterior fue así, y la otra, y la otra.
Pero te da por andar, y la buscas entre las callejuelas en las que se mete, se cercan, la cercan y se mete en barrios que tú no conoces, casi la tocas, casi la abrazas, ESPERA. Corres desesperado a por ella, entre pocilgas londinenses y calles de toledo, entre cristaleras vírgenes en suelos de desesperanza, y casi la rozas.
Aunque ella sigue sin girarse.
Te parece todo tan dulce, te parece todo tan real, que ella sigue corriendo y tú tras ella, como si todo esto fuera parte de una aventura. Y tu corazón palpita porque sabe que esto es nuevo, que quizás está prohibido porque el juego no puso estas normas y tú te las estás saltando.
Al final, en el río, lleno de sombras a plena luz de media noche, se desprende de su velo, de su vestido y emprende un baile, casi parisino, embriagador, humano. Juegas a acariciarla y duermes entre sus suspiros. Te sientes ir como ella pero todo se rompe rápidamente, se resquebraja como sólo los sueños pueden hacerlo.
Abre los ojos y se asusta.
Abre los ojos y se va.
Quizás mañana ya no la vuelvas a ver. Y la historia de media noche termine aquí.
Qué tonta fue la idea de seguirla. Siempre quisiste más y ahora no puedes echarte para atrás.
La profundidad del río te parece ahora tan infinita, tan profundo su lamento como el tuyo mismo
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Volviendo a la realidad

Si no fuera porque para mi ya suena ridículo todo esto de la fantasía, me sentiría como algún tipo de muerto en vida que deambula por toda la tierra mirando a todas esas criaturas que aún vive y, de alguna u otra forma, se alimenta de esa viveza.
Y no, no os creáis que esa persona se siente triste por estar apagada, ni mucho menos, simplemente se siente como si hubiera vivido muchos años, aprendido demasiadas cosas y sufrido mucho en muy poco tiempo. Aunque, claro, siempre tenía el problema de que creía que todo lo que decía era verdad, que realmente había sufrido mucho y por eso sabía mucho de la vida. Que su verdad era más real que muchas de las otras realidades que se le tornaban grises y mustias comparadas con el fulgor que él siempre aportaba.

Y hasta incluso muchas veces se encontraba a grandes filósofos del actual siglo pensando lo que él, en sus devaneos pensaba. Lo cual le hacía sentir menos especial, pero sí más real. Como si hubiera alguna forma extraña de que después de muchos años, pudiera encontrarse con alguien tan especial como él mismo.

Si no fuera porque para mi ya suena ridículo todo esto. Si no fuera porque la fantasía murió hace muchos años, y sólo me queda esta realidad, este barro con el juego como si fuera aún un niño. Si no fuera porque la realidad me llena más incluso que cualquier cuento, cualquier historia extraordinaria. Si no fuera por eso, creo que no seguiría aquí, y estaría viendo cualquier idiotez, leyendo cualquier libro mal vendido y sintiéndome como cualquier otro que se piensa incomprendido cuando no es más que otra persona normal.

Como en realidad lo somos todos, todos los días.
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Caminantes