Me siento viejo. Llevo sintiéndome viejo siete años ya. Y aunque al principio pensaba que era por la herencia oral de mi padre, de esta que la oyes tanto hasta hacerla tuya, al fina me ha dado por convencerme de que no es así, o sí, pero ahora parece más real, ahora parece que las canas sí están ahí, aunque dentro. Y escuecen.
Duele pensar que cada día me veo más arisco con el resto y más cuidado con los míos. Que cada vez que veo a personas más jóvenes me parecen banales y superfluos. Inservibles. Sus miradas alocadas y bobaliconas me ponen de los nervios, y sus chistes baratos, sus payasadas continuas y su mala esté
tica es completamente inadmisible. Y siento que deberían morir. Y no sé si es odio o simple vejez.
Quizás sea odio, pero vestido de resentimiento, como si to mismo fuera culpable de esta vejez prematura. Aunque me sigo sintiendo bien con los míos