Diario de una historia

viernes, febrero 10, 2012

Naturaleza humana

Hace poco tiempo tuve una breve discusión con una amiga sobre el tema de una tercera guerra mundial que diera paso a una cuenta nueva. Un borrón masivo de toda nuestra historia para que, después de la gran hecatombe, unos cuantos genios discutieran  sobre cuál sería la mejor forma de crear una civilización, una sociedad de política estable. Es aquí cuando quiero dar a entender mi punto de vista basado en un escritor llamado Aldous Huxley cuya obra "Un mundo feliz" narraba la posible civilización idónea después de una gran guerra en donde todas las personas estaban creadas para su trabajo, para el trabajo que les satisfaría toda su vida. Y no sólo quiero apoyarme en un escritor, si no también en hechos históricos en donde las grandes guerras (por muy cruentas y malas para la salud que sean) han hecho que el mundo cambie. Y ya no solo las grandes guerras, si no también las revoluciones. Se arrasó completamente con el Antiguo Régimen aboliendo todos los estatutos y dando paso a unas castas sociales mas extensas, no tan cerradas. Mismamente el final de los dinosaurios dio paso a una nueva forma de vida, así que, yo me pregunto, ¿por qué no hacer esto, pero de una forma controlada? Una gran revolución social, cultural y sobre todo mental en donde todas las personas se dieran cuenta de tal y como vamos no llegaremos buen puerto, de que, por una vez en nuestras jodidas vidas, quizás habría que cambiar antes de estar al borde del vacío.
Yo siempre he sido partidario del humano, quizás me podría llamar incluso a mí mismo humanista, un amante de todas las proezas que ha realizado el ser humano a lo largo de su larga historia. No ha habido nada que se le pudier interponer en su camino, ni aire, agua, tierra o fuego. Hemos sabido luchar contra todos los elementos, contra la naturaleza en sí (aunque siempre terminemos siendo derrotados tras un tsunami o un gran terremoto) y se podría decir que las propias leyes de la física pueden ser rotas por maquinarias colosales. La vida y la muerte pueden ser meros títeres dentro de poco para cualquiera que así lo desee. Pero... ¿y nosotros mismos? Siempre nos hemos puesto a luchar contra todos los entes que estaban a nuestro alrededor pero nunca nos hemos puesto a ver que deberíamos luchar contra nuestras propias raíces animales y dejarnos llevar un poco por la razón, ¡Qué digo un poco! deberíamos ser seres racionales al completo, deberíamos llevar esa carro de caballos enfurecidos con nuestra mayor arma, con nuestro cerebro. Pero sin embargo nos dejamos llevar por algo que nos ha dado la supremacía y ahora mismo nos está matando. Y es buscar el mayor placer por el menor precio. La tranquilidad de nuestros hogares, de nuestros sofás puertas cerradas al mundo. Deberíamos empezar de nuevo y aprender que las cosas no son así. Que nosotros somos esos superhombres amos de nosotros mismos y no borregos a merced de la hora de nuestra muerte. Pastando todo el día sin razón ni conocimiento.
El problema es que ahora mismo hay tanto desnivel, hay tanta diferencia ideológica, somos tantísimas personas con tantísimas creencias, países, idiomas, políticas y sociedades en sí, que no podemos ponernos de acuerdo.
La humanidad está ligada al desastre desde el primer amanecer. Y por mi parte, estaría de acuerdo de un borrón y cuenta nueva. Una hermosa revolución
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