Diario de una historia

sábado, octubre 26, 2013

jueves, octubre 24, 2013

Anorexia. O cómo ser vista.

Ella quería ser vista.


Realmente, quería ser hermosa para los demás porque en el tiempo que había vivido consigo misma, la gente la había enseñado a odiarse. Y eso era lo único que había aprendido a hacer bien. Lo único que conseguía al final del día era odiarse cada día un poquito más, como el perro apaleado que busca la aprobación de los demás

Y por eso se cortaba, por eso llamaba la atención, por eso pedía a gritos que alguien la rescatase de esa mierda de prisión en donde se había metido, en una prisión que muchas veces ni sus amigos podían sacarla. Porque había conseguido tenerle miedo hasta de la propia realidad. Esa realidad que durante tantos años la había humillado

Pequeña princesa de porcelana.

Era increíble que hasta después de años de tortura física, de dejar de comer, de vomitar, de torturarse mental y físicamente, no la dejaran en paz. Que se siguieran metiendo con ella como si fuera la única forma de arreglarla. Como quien arregla una ventana a pedradas. Salvo que esta ventana daba a un patio sin luces, y una montaña de piedra a sus pies.

Si es que ella sólo quería ser vista.
Si es que ella sólo quería ser amada.

Simplemente porque ya no podía quererse más


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Lo malo de querer ser real



Durante algún tiempo he estado pensando qué está mal en mi. Quiero decir, qué pasa para que cientos y miles de personas pasen por aquí y no sean entretenidos por estas palabras, para que mi persona en prosa no sea lo suficientemente interesante para el resto.
Siempre he pensando que soy alguien digno de conocer, con el que hablar, tener una conversación, ya sea bien con tazas de té, cañas o café. Siempre he pensado que lo que pienso, lejos de ser la realidad absoluta, al menos es original y extrañamente interesante.
Pero quizás me equivoco.
Quizás haya algo malo en mi.
Navego por todas las páginas de internet en busca de algo que me diga:

Esto es lo que les mola, no hagas caso de lo demás

Pero no encuentro nada más que basura hipócrita donde cientos de personas se aúnan para sentirse más tranquilas. Más seguras. La realidad que está ahí fuera no es la que esperamos y, con ello, conseguimos cerrar nuestro cerco hasta reducirlo a una fantasía que ni de lejos se llegará a cumplir. Pero que nos hace estar seguros y tranquilos. Conseguimos creernos felices.

Pero qué les pasa a ese tipo de personas que no aceptan ser de un grupo en concreto, ¿cómo sobrellevar esa salada soledad? Cómo hacer de tu historia algo más... ¿cómo decirlo? fantástica, o al menos la fantasía que otros comparten.

Me encuentro yo, ante el ordenador, y tú, ante el ordenador, y me pregunto qué diablos estará pasando por tu cabeza. Y me pregunto si merece la pena venderse.
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miércoles, octubre 16, 2013

Me pesan las costillas



Me siento viejo. Llevo sintiéndome viejo siete años ya. Y aunque al principio pensaba que era por la herencia oral de mi padre, de esta que la oyes tanto hasta hacerla tuya, al fina me ha dado por convencerme de que no es así, o sí, pero ahora parece más real, ahora parece que las canas sí están ahí, aunque dentro. Y escuecen.

Duele pensar que cada día me veo más arisco con el resto y más cuidado con los míos. Que cada vez que veo a personas más jóvenes me parecen banales y superfluos. Inservibles. Sus miradas alocadas y bobaliconas me ponen de los nervios, y sus chistes baratos, sus payasadas continuas y su mala esté
tica es completamente inadmisible. Y siento que deberían morir. Y no sé si es odio o simple vejez.

Quizás sea odio, pero vestido de resentimiento, como si to mismo fuera culpable de esta vejez prematura. Aunque me sigo sintiendo bien con los míos
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lunes, octubre 14, 2013

Mis propias calles

No es tanto el mundo de ahí fuera lo que debería importarnos. Ni esas grandes ciudades ni esos imperiosos bosques tan arraigados, besando el mar a base de acantilados colosales. No, el mundo que nos rodea, en las pequeñas ciudades que vivimos, también es hermoso, tiene un brillo fugaz digno de cualquier beso a media noche. Ya nadie le importa

Todo el mundo sueña con Madrid, pero qué pasa con las calles de tu niñez, esas roñosas y llenas de oquedades. Qué fue del miedo por aquella casona, por aquella verruga

enorme de aquella vieja que te miraba desde arriba, y te hacía temblar.

Y aquella chica morena que te la encontrabas todos los días, y que no sabías nada de ella, pero tus sueños no dejaban de marcar sus piernas en tus entrañas y su mirada en tu alma. Qué inocentes éramos.


Siempre recordaré con cariño donde me crié. Y me da pena por aquellos que se lo están perdiendo. Vuestro hogar se está volviendo en algo virtual y vuestra memoria en algo fugaz




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domingo, octubre 13, 2013

Me fallo, por eso te necesito

Hoy estuve pensando sobre cómo suplir las carencias afectivas que tiene cada persona de esta maravillosa sociedad en donde vivimos.
Quiero decir, todos nosotros en algún momento de nuestra vida tendremos una caída, un traspiés que nos dejará rotos de una ala y buscaremos a alguien que nos permita volar de nuevo. Cosa que me hizo pensar que siempre necesitaremos a alguien que nos haga sentir completos porque nosotros mismos no podemos hacerlo, solos. Si no nos queremos lo suficiente buscaremos a alguien que sí lo haga, y así con todo, pero simplemente porque nosotros mismos no podemos hacerlo. Y nunca lo podremos hacer.
Porque aunque seamos unas personas de grandes dotes, con grandes dineros a base de bien y nuestro puesto en la cumbre sea parecido a dioses. Faltará algo, ese algo que necesitaremos llenarlo con alguien que no somos nosotros.

Porque pensemos. ¿Qué seríamos de nosotros en el caso de que no necesitásemos de los demás? La vida terminaría por perder el sentido conocido hasta ahora, no seríamos más que lobos solitarios fingiendo que la sociedad, esas personas de ahí fuera, nos importan algo. Y eso, actualmente, no sirve de mierda.
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domingo, octubre 06, 2013

Tan iguales, tú, chino

Hoy he estado un rato tirado en la cama mientras estaba jugando con un muñeco que me habían regalado hace un tiempo. Con el cigarrillo en el cenicero, consumiéndose, veía cómo un pequeño bebé foca, que te miraba desde aquellos profundos ojos negros, estaba cargado de tanta ironía. La verdad es que me hizo gracia pensar que en mis manos, un muñeco había sido manufacturado con licencia de Soundprints, Norwalk, CT USA en China, sí, esa gran potencia mundial.


Algo cómico. Quiero decir; estaba yo ahí, tirado en la cama rozando el pelo que le habían puesto en... ¿menos de un minuto?, dándome cuenta de los rotos que tenía en un costado y recordando por qué me lo habían dado y durante cuánto tiempo lo había tenido. Pero... ¿y el tiempo que estuvo en las manos de quien lo hizo? Esa persona no lo sintió como yo, le dio la importancia justa de que aquello le daría de comer. Su pelo suave apenas habría pasado por sus manos rápidas y cansadas. Ni qué decir de los ojos, dos puntos, un par de costuras, hilo, hilo, hilo... Siguiente.

Siguiente.

Era increíble cómo las cosas cambiaban de mano a mano. El mundo era completamente distinto detrás de una pared, para mi era algo especial; para otro, quizás, simplemente un plato de comida.

Y me dio rabia de que esas dos personas, esos dos seres humanos, tan iguales, él y yo, tuviéramos que ser tan distintos en la distancia. Por qué teníamos que ser distintos, por qué si los dos estábamos hechos de la misma pasta ni si quiera supiéramos de la existencia del otro.


Esto va por ti, chino desconocido, me ha gustado lo que has hecho
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sábado, octubre 05, 2013

Tan natural como respirar


He de confesar que la vida de una persona con sobrepeso me acongoja en lo más profundo de mi alma. Antes que nada, quisiera decir que no tengo ningún tipo de problema con ellos, la amplia mayoría me parecen unas personas del todo interesantes, con historias que les hacen completamente únicos. Pero... por otro lado me da mucho miedo llegar a tener su vida, su sufrimiento a la hora de hacer algo tan primordial y primitivo como es meterse un alimento en la comida.
No sé si llegáis a comprenderlo, es como si alguien te calificara o te menospreciara por respirar mucho, o por beber mucha agua "OH DIOS, PUTA RESPIRADORA, DEJA DE RESPIRAR, QUE NOS QUEDAREMOS SIN AIRE"

¿Os dais cuenta de lo ridículo que es?

Pero sin embargo nos es algo completamente normal que se metan con alguien llamándole gordo, o gorda, o zampabollos, o foca, o vaca (estúpida palabra sabiendo que las vacas sólo comen verde) o tantísimos calificativos ya altamente extendidos en el idioma castellano. Por dios, si seguro que no hay ni una palabra para quien respira mucho.

No, no estoy de acuerdo con los flacos, ni con los gordos, ni con los normales, ni si quiera lo estoy con los que van al gimnasio a matarse a base de bebidas y mierdas para estar como un armario de carne mal hecho. Lo único por lo que hago apología es por la salubridad, por estar sanos, joder. Si pesas más kilos de los normales por cualquier razón, genial, mientras puedas estar sano, corras, las arterias no te revienten y no necesiten una grua para levantar tu culo, genial. Al igual que las anoréxicas, por Dios, cómo puedes pasarte media vida durmiendo, ¿qué? comprendo, no comes lo suficiente y pierdes tiempo; ah, espera, que no puedes dar palmadas porque tienes unos pectorales demasiado grandes ¿eh? vaya, lo siento.

No, jamás podría ser gordo, simplemente porque me gusta comer, y ser como soy, mas que nada porque nadie hasta el día de hoy me había calificado de ninguna forma con respecto a mi forma, pero a lo largo de oír tantas cosas sobre otras historias, sobre tantísimas otras personas que han sufrido por comer ¿os dais cuenta de lo tonto que resulta criticar a una persona por comer?

ESTÁN COMIENDO, como tú y como yo, al igual que respiras ahora mismo

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viernes, octubre 04, 2013

A todo el mundo le gusta el rock

Son las ocho de la mañana y decenas de jóvenes discurren por las calles llenos de sueños dormidos, no son más que maniquíes sin cuerdas, que empiezan a vivir dejando de lado su libertad.
Las calles huelen a tabaco matutino y me apesta a mano abierta esta
vulgaridad. Y me pregunto desde hace cuánto alguno de ellos pudo disfrutar de un buen cigarro, sin prisas, sin sueño en las sonrisas, sin miedo a despertar. Y me río de mi propia ilusión, porque me sabe demasiado amarga.
Las chicas, tan jóvenes y bellas se visten y se sostienen como pueden, como aquella primera vez que te sacaron a bailar, y ellos lo llevan de forma más amena, apenas tienen que ir marcando tendencia. Sólo les falta mear.
Porque parece que a todo el mundo le va bien, aun con sus prisas y sus descortesías, porque parece que lo caótico engancha, engancha lo natural, y aunque no lo quieran aceptar, parece que a todo el mundo le sigue gustando el "Rock&Roll"
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jueves, octubre 03, 2013

Sucio realismo

Se levantaba, según decían, a las cinco de la mañana para escribir poemas, en una pequeña máquina de escribir que no hacía más que bostezar, racaneando de en vez en cuando y pidiendo una limosna, una miaja de tinta porque hasta el papel parecía más alma que poema.
Las descorchadas paredes de la habitación, las botellas vacías, apelmazadas, como si fueran parte del mobiliario, reflejaban y mantenían presente el desazón de su mirada, la carga gastada de tantos años sin nada más que hacer, sin nada más que soñar, que otro día a las cinco de la mañana.
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Caminantes