Diario de una historia

lunes, mayo 06, 2013

Líderes de nuestro propio destino

El otro día estuve hablando con mi Tío-Abuelo sobre la juventud y la sociedad en sí. Y hablando y hablando, pasando por mis ideales de que esta humanidad no tiene salvación alguna puesto que siempre, por muy mal o por muy bien que vayamos, todos seguiremos las conductas buenas y malas de nuestros líderes por inercia animal, y que (esperemos que no sea así) nunca dejaremos esa fuerza irracional que nos impulsa a comportarnos como manada.
Él me decía que tenía una gran fe en los jóvenes de hoy en día que impulsaban la sociedad con ideas nuevas y frescas, que el fondo, aunque de todas las ideas nuevas y frescas se vayan perdiendo en esencia a cada arremetida de cada moda que la continúe. Que al final, ese árbol, tendría frutos, y aunque de mil millones de frutos, uno se convertiría en otro árbol, algo mejor, algo nuevo.
Pero claro, me alegraba el corazón ese coraje hacia la esperanza. Pero muy dentro de mi, seguía la idea de que las cosas no cambiarían, porque por muchos líderes que tuviéramos, por muchas buenas personas que nos hiciera aumentar nuestra cultura y conocimiento, seguiríamos y seremos y fuimos animales que tienen que seguir a un líder  porque o si no, nunca se sentirán tranquilos, nunca podrán hacer nada, lo suficientemente grande, sin sentir una voz dentro de sí que te dice:
-Cállate, que te están mirando
Siento mucho comunicaros que para mi, realmente, la sociedad nunca conseguirá nada hasta que nuestro propio ADN cambie completamente, o se vuelva tan débil la parte animal, que nuestra humanidad se imponga por nuestro bien, y nos haga cambiar, para ser líderes de nuestro propio destino, y por fin, libres de verdad.

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