Hoy he estado pensando un poco sobre nuestro "yo" interno, pero no el espiritual, si no el "yo" que hemos estado almacenando y negando a la vida en sí para que nadie lo vea porque así nos lo había pedido las sociedad. Quiero decir, está claro que todos tenemos una copia de nosotros maldita, encerrada bajo siete llaves en el fondo de nuestro corazón. Esa persona que querría hacer las maldades que tan duramente están castigadas por nuestra sociedad. Muchas veces nos ha salido de dentro las ganas de matar a alguien, de descuartizarlo, y sin llegar a ese extremo, muchas veces hemos querido el mal, lo prohibido, liberarnos de alguna forma de todo lo establecido.
¿Qué hay de malo en esto? Que quizás nosotros mismo sí seamos personas malas por naturaleza, que tenemos que hacer el bien porque así nos lo exige la realidad en la que vivimos, porque si hacemos algo malo nos mandan a la cárcel, si hacemos algo bien, nos premian. Pero queremos cambiar lo establecido. Queremos de en vez en cuando soltarnos y volvernos locos, libres de ataduras. Qué sería de esta sociedad, y más importante aún, qué sería de nosotros mismos si nos dejásemos llevar por nuestros deseos.
El caos
Pero el caos tiene algo muy bonito, algo magistral que no lo tiene nada más en este mundo y es que es natural, en la naturaleza reina el caos, un absoluto y descomunal caos que termina poniendo todo en su sitio, solo entonces llega el hombre con sus reglas y determina que el caos no puede existir, que tiene que ser erradicado y esa tranquilidad subsiguiente al caos, desaparece, vivimos en una mentira llena de leyes que nos obligan a ser alguien que no queremos ser. ¿Este mundo sería mejor tras un holocausto caótico? ¿Reinaría la paz y todo entraría en su cauce, tranquilo y sereno?
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¿Qué hay de malo en esto? Que quizás nosotros mismo sí seamos personas malas por naturaleza, que tenemos que hacer el bien porque así nos lo exige la realidad en la que vivimos, porque si hacemos algo malo nos mandan a la cárcel, si hacemos algo bien, nos premian. Pero queremos cambiar lo establecido. Queremos de en vez en cuando soltarnos y volvernos locos, libres de ataduras. Qué sería de esta sociedad, y más importante aún, qué sería de nosotros mismos si nos dejásemos llevar por nuestros deseos.
El caos
Pero el caos tiene algo muy bonito, algo magistral que no lo tiene nada más en este mundo y es que es natural, en la naturaleza reina el caos, un absoluto y descomunal caos que termina poniendo todo en su sitio, solo entonces llega el hombre con sus reglas y determina que el caos no puede existir, que tiene que ser erradicado y esa tranquilidad subsiguiente al caos, desaparece, vivimos en una mentira llena de leyes que nos obligan a ser alguien que no queremos ser. ¿Este mundo sería mejor tras un holocausto caótico? ¿Reinaría la paz y todo entraría en su cauce, tranquilo y sereno?